Según los medios, el Partido Popular ganará las elecciones legislativas españolas por holgada mayoría absoluta. Publicar eso en España es ir a la noticia cómoda y sin riesgos: 5.000.000 de parados, una deuda nacional coqueteando los 300 puntos, los mercados castigando a la baja el GDS español….
Por tanto, la población podría querer un cambio. Que podría no ser Rajoy, ni tampoco Pérez Rubalcaba: el movimiento de los indignados iba en esa senda. Pero la calle ha sido en parte censurada y tan sólo un imprevisto de última hora impediría lo que todos los estudios demoscópicos pronostican: la victoria de un hombre muy poco enérgico – presume de ello – , muy dado a las fábulas en sus discursos – es un buen redactor de alocuciones, eso es innegable – y con un innegable sentido del ser pero no estar, del decir pero no hablar, del querer pero no amar.
Muy probablemente el príncipe de las generalidades y frases hechas ( ello no conlleva que escriba mal ) gane las elecciones del 20 de noviembre. Cierto. Pero es este espíritu contradictorio y taciturno el que está alertando en las principales bolsas europeas. Y es que los mercados hace tiempo que escrutan el equipo económico de Mariano Rajoy Brey.
Y su desconcierto es grande: a lo largo de estos años, han ido observando que el candidato “popular” no ha variado demasiado un equipo pensado para un país en crecimiento y no en crisis. El Partido Popular no ha ido presentando propuestas de futuro para España en Canary Wharf – nueva sede de los negocios de Londres – , la Défense ( París ), la llamada “Main Hattan” de Frankfurt , los aledaños de Wall Street o el llamado “Loop” de Chicago, el mayor Mercado de Futuros del mundo.
Esta actitud del “ya lo arreglaremos solos” es lo que causa cierta inquietud allende de nuestras fronteras. Inquietud y cierto pánico: hace muy poco un reconocido financiero centroeuropeo admitía que la única razón por la cual Grecia debía ser salvada no era otra que un muy conocido banco alemán se podía jugar su futuro si el país heleno no cumplía sus compromisos y anunciaba la quiebra nacional.
“Pero no sé si con Rajoy correríamos tanta suerte”, objetó. Hombre con mucha información, sabía lo que decía: el Deutsche Bank ha caído un 56% de su cotización bursátil desde junio 2007 hasta ahora. La exposición a los préstamos del ladrillo español y la asunción de deudas meridionales han hecho mella en los bancos alemanes. Hasta tal punto que cada ERE anunciado en España se convierte en un jarro de agua fría en los mercados financieros alemanes y franceses, principales acreedores de España.
Puede ganar el Partido Popular, quizás. Pero la impresión que uno tiene es que el baño de realismo que se pueden dar los “populares” podría acortar su en teoría ciclo político a una legislatura.
Y es que gobernar con los medios es muy diferente que con medios.
Muchas gracias,
bernat.jofre@gmail.com
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